Manuel
Arturo Odría Amoretti fue un política y militar peruano que llegó a la
presidencia de la República desde 1948 hasta 1956. Siempre se identificó como “Manuel
A. Odría”, confundiéndose su segundo nombre como “Apolinario”.
NACIMIENTO
Nació en Tarma en el 26 de noviembre de 1896 y murió en Lima el
18 de febrero de 1974. Sus padres fueron Arturo Odría
Álvarez y Zoila Amoretti Pechú. Su abuelo paterno fue el coronel Manuel Odría
de La Canal, uno de los vencedores del Combate 2 de Mayo en el Callao, donde
fue herido, quedando inválido del brazo derecho. Su bisabuelo paterno fue
Sebastián Ignacio de Odría Urdanpilleta y Atristaín, de origen vasco, el primer
Odría que llegó al Perú en tiempos de la colonia, quien luchó bajo la bandera
realista durante la guerra de la independencia y luego se estableció
definitivamente en Tarma, donde se casó con la dama tarmeña María Dolores de La
Canal.
Su abuelo materno fue el italiano
Antonio Amoretti, casado con Dolores Pechú Arrieta, hija de Pedro Pechú Le brum
(próspero comerciante francés natural de Bayona) y de Lorenza Arrieta
(perteneciente a una de las familias más poderosas de la región central del
Perú, también de origen vasco, y con importantes vínculos desde la época del
Virreinato Peruano).
Sus biógrafos afirman que Manuel
Arturo Odría Amoretti nació en una de las casonas de la familia Arrieta. Su
máximo benefactor fue su tío abuelo paterno, el doctor Manuel Pechú Arrieta,
cónsul de Francia y alcalde de Tarma, quien veló por darle una educación
idónea.
VIDA MILITAR
Siendo un adolescente en 1914, su familia salió de Tarma para instalarse
en Lima donde continuó sus estudios. Ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos
en 1915, eligiendo el arma de Infantería.
Durante los cuatro años de cadete fue un alumno sobresaliente. En el tercer año obtuvo una mención honrosa por
haber obtenido la más alta nota. Asimismo, fue el único cadete elegido para
representar a los institutos armados, formando parte de una delegación de
jóvenes universitarios, que viajó a Bolivia en 1917. En dicho grupo estudiantil
se hallaban Javier Correa Elías, Raúl Porras Barrenechea, Cristóbal de Losada y
Puga, Edgardo Rebagliati y Víctor Raúl Haya de la Torre.
Egresó en la Escuela Militar de Chorrillos en 1919 con el grado de subteniente
(alférez) y fue espada de honor de su promoción, que le permitió trabajar en la
misma escuela como instrucción desde 1924 durante siete años hasta cuando ostentaba
el grado de capitán.
El 27 de julio de 1921 ascendió a
teniente, y el 1 de febrero de 1924 a capitán. En 1927 ingresó por concurso a
la Escuela Superior de Guerra, para realizar cursos de especialización. Después
de dos años de estudios egresó como diplomado de Estado Mayor, integrando la
primera promoción.
Ingresó también a la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos realizando estudios en la facultad de ciencias
matemáticas. Con el mismo espíritu de superación profesional, ingresó a la
Escuela Superior de Guerra Naval, de donde egresó como diplomado de Estado
Mayor Naval, formando parte de la primera promoción en 1932.
Fue ascendido a mayor el
1 de febrero de 1930, asumió la jefatura del batallón de Infantería de la Escuela
Militar, cargo que ejerció hasta su ascenso a teniente coronel, el 1 de febrero
de 1936. Fue entonces designado Jefe de Estado Mayor de la Cuarta División en
el Cuzco y, con igual cargo, pasó a la División Ligera, con sede en Piura, al
frente de la cual participó en la guerra con el Ecuador de 1941.
Participó en la batalla de Zarumilla en la guerra fronteriza con Ecuador
en julio de 1941, y en 1942, cuando tenía el grado de coronel, fue nombrado
director de la Escuela Superior de la Guerra. En esa condición viajó a diversos
países para estudiar cursos de acuerdo a su especialidad. Memorable fue su actuación en la batalla de
Zarumilla, que se libró del 23 al 27 de julio de ese año, y en el que las
fuerzas peruanas repelieron el ataque de los ecuatorianos, pasando así a la
ofensiva y a una ocupación breve de territorio ecuatoriano. Por su distinguida
acción fue promovido a coronel el 15 de noviembre de 1942, y nombrado sub-director
y luego director general de la Escuela Superior de Guerra del Perú.
Viajó a los Estados Unidos para
seguir cursos sobre los armamentos modernos, y a su regreso fue promovido a general
de Brigada, por ley del Congreso dada el 23 de marzo de 1946. Ocupó asimismo el
cargo de jefe del Estado Mayor General del Ejército, desde abril de 1946 hasta
enero de 1947, cuando fue convocado para formar parte del gabinete ministerial
del presidente José Luis Bustamante y Rivero, como ministro de Gobierno y
Policía.
VIDA POLÍTICA
En 1945, el doctor José Luis
Bustamante y Rivero llegó a la presidencia de la república con el apoyo de la
Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), liderada por Víctor Raúl Haya De
la Torre, que ocupó una importante posición en el Congreso. Pronto ocurrió la
ruptura entre el APRA y el presidente Bustamante y Rivero. La Célula Parlamentaria
Aprista pasó a hacer una desaforada oposición al gobierno; sus más exaltados
militantes cometieron actos terroristas en todo el país. El 7 de enero de 1947
fue asesinado el empresario Francisco Graña Garland, que por entonces ejercía
como presidente del directorio del diario LA PRENSA. Se culpó a los apristas de
este magnicidio y el presidente
Bustamante se vio obligado a
disolver su gabinete ministerial, formando otro integrado mayoritariamente por
militares. Odría, ya conocido por su antiaprismo, fue nombrado Ministro de
Gobierno y Policía (12 de enero de 1947).
En junio de 1948, Odría, junto
con el resto del gabinete militar y otros elementos de la derecha, insistió al
presidente Bustamante para que pusiera fuera de la ley al APRA, clausurara sus
locales y periódicos, encarcelara o desterrara a sus líderes. Como el
presidente rehusó a tal exigencia, el gabinete en pleno dimitió. Quedó planteada
así la crisis política, entre el gobierno y los militares. Estos, alentados por
el sector agro-minero exportador, opuesto al control de cambios aplicado por
Bustamante, tramaron dar un golpe de Estado, mientras que los apristas
planeaban otro golpe propio.
Este gabinete tuvo que hacer
frente a la difícil situación creada por la tenaz oposición aprista y una
inusitada huelga parlamentaria manipulada por el bloque antiaprista que originó
el receso del Congreso. Bustamante debió
gobernar sin Parlamento en el resto de su mandato
Elementos del ala izquierda
aprista se adelantaron fomentando la rebelión de la marinería en el Callao, que
fue aplastada sangrientamente por el ejército (3 de octubre de 1948).
Bustamante puso fuera de la ley al partido aprista, pero ya era muy tarde. Los
militares encabezados por Odría pusieron en marcha el golpe de estado.
El 27 de octubre de 1948, Odría,
a la cabeza de la guarnición de Arequipa se levantó en contra del gobierno.
Denominó a su acto subversivo como la “Revolución Restauradora”. Leyó su Manifiesto
a la Nación a través de Radio Continental, visiblemente nervioso y en
el que declaró lo siguiente: “La revolución que estalló en Arequipa es por una
causa justa, noble y patriótica: Salvar a los institutos armados que son la
base de la defensa nacional; reconstruir la vida democrática, restablecer el
imperio de la Constitución y, finalmente, terminar con el período de miseria y de
hambre que agobia a nuestro pueblo”.
Las demás guarniciones del país,
como la del Cusco y las del norte del país, dudaron en plegarse al movimiento
iniciado en Arequipa, pero el triunfo de este se decidió cuando la guarnición
de Lima, al mando del general Zenón Noriega se sumó a Odría. El golpe de Estado
culminó con éxito con la deportación del presidente Bustamante hacia Buenos
Aires, Argentina. Noriega asumió el poder interino, como presidente de la Junta
Militar (27 de octubre) hasta la llegada de Odría de Arequipa (29 de octubre de
1948).
Odría tomó
el poder el día 1 de noviembre de 1948, presidiendo la Junta Militar de
Gobierno, que se impuso violentamente con la supresión de garantías
individuales, consagrada indefinidamente con una arbitraria Ley de Seguridad
Interna, dirigida con especial dureza contra el APRA. El cerebro de esta represión
fue el director de gobierno, Alejandro Esparza Zañartu. Los principales líderes
apristas fueron encarcelados o desterrados. Haya de la Torre se asiló en la
embajada de Colombia, donde permaneció hasta 1954, cuando se le permitió salir
al destierro. El partido comunista fue también proscrito. El congreso fue
cerrado, pero el poder judicial subsistió, aunque precariamente. La Junta
gobernó mediante Decretos-leyes.
De esta manera se produjo el
golpe, porque el presidente
José Luis Bustamante se había negado a declarar ilegal al partido APRA, hoy
Partido Aprista Peruano, que presidía Víctor Raúl Haya de la Torre,
curiosamente compañero de estudios de Odría en un Congreso Estudiantil
Universitario realizado en Bolivia en 1917.
A la crisis política se sumó la
crisis económica-social. Se produjo el alza del costo de vida, lo que causó un
gran malestar social. La inflación, el control de precios y la ineficiencia
administrativa crearon un clima de desabastecimiento de productos básicos
creándose los “estanquillos” donde el pueblo tenía que hacer cola para llevar
lo básico. Según el Banco Central de Reserva la inflación al año 1947 fue de
46% cuando desde finales de la Primera Guerra Mundial había sido de 10%.
Como
ministro de gobierno, luego del golpe militar, tomó el control del gobierno y
formó una Junta Militar que rigió el país hasta 1950, año en que se celebraron
unas elecciones presidenciales a las que concurrió como único candidato. El 10 de octubre de 1951, por ley dada por el
Congreso, fue ascendido al rango de General de División.
Estuvo ocho
años en el poder. Dos años presidente de la Junta Militar de Gobierno (1948-1950)
y seis años como resultado de haber ganado las elecciones como candidato único
(1950-1956). A su
período se le conoce históricamente como el “Ochenio de Odría”.
Al asumir el
control del gobierno persiguió a todos sus opositores políticos, entre ellos
los apristas y comunistas, pero básicamente persiguió con saña al APRA.
La Junta
Militar decidió convocar a elecciones presidenciales. Odría sería el candidato,
pero existía un problema formal: de acuerdo a la Constitución Política del Perú,
el ciudadano que aspirara a la presidencia no debía ejercer al mismo tiempo el
poder, al que debía renunciar, mínimo, seis meses antes de las elecciones. Para
sortear este impedimento, Odría dio su famosa “bajada al llano”: faltando
apenas un mes para las elecciones dejó el poder al general Zenón Noriega y
postuló a la presidencia (1 de junio de 1950). La oposición, reunida en una
Liga Nacional Democrática, presentó a su vez la candidatura del general Ernesto
Montagne Markholz.
El 12 de
junio de 1950 estalló en Arequipa una huelga de estudiantes del Colegio
Nacional de la Independencia Americana, que se extendió a la Universidad
Nacional San Agustín y se amplió a la ciudad como consecuencia de la salvaje
represión de las autoridades, que ordenaron actuar a las fuerzas armadas. El
ilustre arequipeño Francisco Mostajo, representante de la Liga Nacional
Democrática, encabezó el movimiento civil en Arequipa, formando una Junta. Se
levantaron barricadas en la ciudad y se produjeron saqueos. Tras retirarse
momentáneamente, el 14 de junio, el ejército volvió a Arequipa y la tomó calle
por calle. Dos jóvenes arequipeños que iban con la intención de parlamentar,
Carlos Bellido y Arturo Villegas, cayeron abaleados. Finalmente se acordó el
cese de hostilidades.
El gobierno
culpó a la Liga Nacional Democrática de la revuelta, y Montagne fue apresado y
desterrado. Odría quedó así como único candidato, venciendo, como era de
esperarse, en las elecciones realizadas el 2 de junio de 1950.
Odría juró como “presidente
constitucional” el 28 de julio de 1950 ante un parlamento igualmente elegido.
Mantuvo vigente la Ley de Seguridad Interior. Su gobierno gozó de estabilidad
económica y continuó la obra trazada en la etapa de la Junta Militar.
Siguiendo su lema «Hechos y no
palabras», Odría desarrolló un vasto plan de obras públicas, principalmente
enderezado a la construcción de las Grandes Unidades Escolares tanto
en Lima como en las principales ciudades del país, así como vías de
comunicación, hospitales, ministerios, hoteles, etc. Muchas de sus obras fueron
destinadas a su ciudad natal: Tarma. Ahí se construyeron la Iglesia Matriz, el
Hotel de Turistas, el Hospital Regional, etc.; y a Tacna, la ciudad heroica,
cuna natal adoptiva de María Delgado de Odría.
Volvió a postular
a la presidencia en 1956, pero tampoco tuvo éxito y dejó el gobierno al ganador
de las elecciones, el abogado Manuel Prado Ugarteche.
¿Pero qué
pasó ese año? Se presentaron tres candidatos. El doctor Hernando de Lavalle, quien contó con el apoyo inicial del
gobierno, que había formado a propósito un partido político propio, el Partido
Restaurador, que tiempo después sería bautizado como la Unión Nacional
Odriísta. También le apoyó el recientemente fundado Partido Demócrata Cristiano.
El expresidente Manuel Prado
Ugarteche, por el Movimiento Democrático Peruano (MDP), perteneciente a una
familia de importante influencia social y de gran poder económico. Prado era
propietario del diario LA CRONICA y de una serie de empresas, incluyendo al
Banco de Crédito (ex Banco Italiano).
El arquitecto Fernando Belaunde
Terry, lanzado por el Frente Nacional de Juventudes Democráticas, cuya
inscripción fue impuesta al Jurado Nacional de Elecciones, tras una protesta
memorable que hizo Belaunde en el centro de Lima, conocida como el
“manguerazo”. Este Frente fue el origen del partido Acción Popular.
Un partido de masas como el APRA
se hallaba impedido de participar en las elecciones y por ello los votos de sus
militantes serían decisivos en la contienda. Los dirigentes apristas decidieron
negociar sus votos, a cambio de la mejor oferta que hicieran los candidatos. Lavalle
ofreció un estatuto de partidos que otorgaría la legalidad al APRA en fecha no
determinada, lo que para los apristas no era suficiente. Fue Prado quien tuvo
la habilidad de ganarse el apoyo de los apristas, a quienes prometió
levantarles la proscripción el primer día que asumiera el poder, derogando la
Ley de Seguridad Interior. Más adelante el mismo Odría apoyaría la candidatura
de Prado, en desmedro de Lavalle.
En este contexto la guarnición
militar de Iquitos, encabezada por el general Marcial Merino, se sublevó contra
Odría el 16 de febrero de 1956. El diario LA PRENSA publicó el manifiesto de
los sublevados, por lo cual su director, Pedro G. Beldrán fue detenido y
enviado a la prisión de El Frontón, junto a un grupo de sus trabajadores,
mientras que el diario dejó de editarse. La sublevación no prosperó y, ante la
protesta nacional e internacional, Odría cedió y liberó a los detenidos.
Las elecciones se realizaron el
17 de junio de 1956. Los resultados oficiales fueron los siguientes:
Manuel Prado Ugarteche, 568,134 votos (45.5%); Fernando Belaunde Terry, 457,638
votos (36.7%) y Hernando de Lavalle, 222,323 votos (17.8%).
Para las
elecciones de 1962 formó la Unión Nacional Odriísta (UNO), con la que esperaba
regresar a la presidencia. En esas
elecciones, Odría postuló como candidato por
la UNO, partido por él fundado y cuyo plan era un “Estado socialista de derecho”.
Compitió con Víctor Raúl Haya De la Torre y Fernando Belaunde Terre, pero
ninguno de ellos alcanzó el requerido tercio de los votos generales. La
elección del presidente debía entonces trasladarse al Congreso. La situación
obligaba a un pacto entre por lo menos dos de los tres principales
contrincantes para elegir al presidente. Insólitamente, el pacto se realizó
entre los dos enemigos acérrimos, Haya y Odría, acordándose que este último
asumiría la presidencia de la república. Pero un golpe de estado de las Fuerzas
Armadas removió al presidente Prado del gobierno, unos pocos días antes de que
terminara su mandato, aduciendo que existían vicios en el proceso electoral.
Tras la
anulación de las mismas por el Ejército, por haber ganado el aprista Víctor
Raúl Haya de la Torre, Manuel Odría volvió a intentarlo en los comicios del 9
de junio de 1963; quedando en tercer lugar con el 25.5 % de los votos tras Fernando
Belaunde Terry y Haya De la Torre.
Curiosamente
en las nuevas elecciones de 1963, se
presentaron los mismos tres candidatos que obtuvieron alta votación en 1962.
Esta vez ganó Belaunde con un 36% de los votos. Bajo este nuevo gobierno, el
partido de Odría formó una alianza parlamentaria con el APRA, que obstaculizó
todo intento de reforma estructural planteado por Belaunde y su partido. Esta
pugna política culminó con el golpe militar del general Juan Velasco Alvarado
en 1968.
Es decir, Odría intentó recuperar la
presidencia por medios democráticos en dos oportunidades: en las elecciones
presidenciales de 1962 y en las de 1963. No logró sus aspiraciones, finalizando
así su carrera política.
OBRAS
La administración de Odría se caracterizó
por ser progresista y de mucho arraigo popular. Entre sus principales obras
destacaron el impulso a la educación y a la seguridad social, la relativa
recuperación económica y financiera del país, así como la construcción de
grandes unidades escolares, universidades nacionales, edificios públicos,
complejos de vivienda, hospitales, hoteles, puentes y estadios, como el Estadio
Nacional de Lima.
Económicamente le fue bien al Perú porque
en el contexto internacional estaba la guerra de Corea que se produjo entre 1950 y 1953. Sus componentes fueron la
República de Corea (hoy Corea del Sur), apoyada por las fuerzas armadas de
varios países comandados por los Estados Unidos; y la República Popular
Democrática de Corea (Hoy Corea del Norte), apoyada por la República Popular
China y la Unión Soviética. La guerra trajo como resultado para el Perú el aumento de las exportaciones y el repunte de sus
precios.
Sin embargo,
la economía sufrió un viraje hacia el liberalismo, aunque sin caer en extremos.
Se quiso tecnificar la economía, para lo cual se contrató la misión
norteamericana presidida por Julius Klein, que recomendó el sistema de libre
mercado. Odría atendió a las principales recomendaciones de esta misión:
supresión de subsidios, libre cambio, desaparición de los controles y el
equilibrio presupuestal. La crisis económica pudo así ser contenida.
Hay que señalar que el gobierno
de Odría se vio favorecido por una coyuntura económicamente favorable por el
aumento de las exportaciones debido a la guerra de Corea. Los precios de los
productos de exportación (algodón, azúcar, metales, lana) repuntaron en el
mercado mundial. Ello motivó que los ingresos fiscales aumentaran notablemente,
dinero que el gobierno utilizó en su programa de obras públicas, que aparte de
su utilidad intrínseca, dio empleo a decenas de miles de trabajadores.
De otro lado
concedió también beneficios sociales a los trabajadores:
Decretó la
elevación y la obligatoriedad de las indemnizaciones por accidentes de trabajo.
El seguro
social pasó a ser obligatorio para empleados públicos y particulares.
Se consolidó
el régimen de las indemnizaciones por tiempo de servicios y se establecieron
las gratificaciones por fiestas patrias y por navidad.
Se atendió
el problema de los salarios.
Otras
medidas progresistas fueron las siguientes:
La creación
del Ministerio de Trabajo para canalizar los reclamos de los trabajadores.
La creación
de un Fondo Nacional de Educación destinado exclusivamente a construcciones
escolares, y de un Fondo Nacional de Salud.
La creación
de un Plan de Educación destinado a extender la educación a todo el país.
Promulgación
de un Código de Minería para dar impulso a esta actividad.
La crisis económica empezó a
arreciar a finales de su gobierno y fue su sucesor, Manuel Prado Ugarteche, quien
le cupo enfrentar su solución.
“El lema de Odría fue siempre “Hechos
y no palabras” que luego lo cristalizó en “Salud, Educación y Trabajo”. Impulsó
un ambicioso programa de construcciones monumentales de concreto armado, lo que
trajo como consecuencia un pleno empleo y consecuentemente una momentánea paz
social.
Fue así como se erigieron grandes
unidades escolares (G.U.E.), universidades nacionales, edificios públicos,
complejos de vivienda, hospitales, hoteles, puentes y estadios como el Estadio
Nacional de Lima, y autopistas como la “Panamericana, obras todas de gran
envergadura que modernizaron al país a pasos agigantados, pero bajo un férreo
gobierno militar de derecha, enérgicamente antiaprista y anticomunista.
Sin embargo, la abundancia de
obras públicas y la falta de una fiscalización originaron inevitablemente una
gigantesca corrupción pública de la que se habrían beneficiado tanto Odría como
sus allegados, y cuya investigación evadió al transar con su sucesor Manuel
Prado Ugarteche el retorno a la democracia a cambio de una total impunidad.
En el Perú se recuerda este régimen
como el de las “grandes obras públicas” que dieron trabajo a miles de peruanos
y que hizo vivir al país en una bonanza económica pasajera. El laureado escritor peruano Mario Vargas
Llosa ambientó su célebre novela “Conversación en la Catedral” (1969) en el “Ochenio
de Odría”, dando énfasis a la represión política y a la corrupción de los
militares aliados con la oligarquía.
Pero al mismo tiempo, los
derechos civiles fueron severamente restringidos y la corrupción fue rampante a
lo largo de todo su régimen. La represión política estuvo encarnada en la
figura del director y luego ministro de Gobierno, Alejandro Esparza Zañartu, tenebroso
personaje que actuaba bajo un halo de misterio.
El gobierno tuvo también que
afrontar el problema del asilo de Haya De la Torre en la Embajada de Colombia
en Lima, asunto que lo desprestigió a nivel internacional. Ya en el tramo final
de su período, el aumento de los precios en los artículos de primera necesidad,
la iniciación de una inquietante crisis económica-fiscal y la acentuación de la
dictadura, produjeron malestar en las masas, clamándose por un gobierno que
renovara las viejas estructuras de la nación. Surgieron nuevos partidos políticos
como la Democracia Cristiana, el Social Progresismo, y posteriormente Acción
Popular, liderado por el arquitecto Fernando Belaunde Terry.
Entre las obras que se realizaron
está el Ministerio de Educación, un moderno edificio de 20 pisos que ahora es
sede de organismos judiciales. De esta época data también la implantación del 6
de julio como el “Día del Maestro”.
Se trabajó por la mejora de los
servicios de salud pública. Se construyó el Hospital Central del Seguro Social
del Empleado (hoy Hospital Edgardo Rebagliati Martins) en Lima,
convenientemente equipado, así como hospitales regionales en los departamentos.
Se construyeron el Centro Médico
Naval y el Hospital Militar Central, en Lima.
Se prosiguió con la política de
construcción de viviendas populares, para obreros y empleados, en todo el país.
Datan de entonces las unidades de viviendas de Matute, Santa Marina y La Perla,
en Lima-Callao. También se construyó el Centro Vacacional de Huampaní, para el
esparcimiento de las familias.
Se construyó el Estadio Nacional
de Lima, que sería remodelado en el año 2011..
Se creó la Central de Asistencia
Social (1951), presidida por la esposa del presidente, María Delgado de Odría;
en ella se daba atención a mujeres y niños.
Se dieron acertadas disposiciones
legales para el sector militar, como la Ley Orgánica del Ejército, la Ley de
Ascensos Militares, el Código de Justicia Militar.
Se creó el Centro de
Altos Estudios Militares (CAEM), un centro de formación superior para los
oficiales de las Fuerzas Armadas, que derivó en estudios de carácter político-social
como parte de la defensa nacional.
Se impulsó la explotación
petrolera por la promulgación de la ley orgánica del petróleo del 18 de marzo
de 1952.
Sin duda, la más importante
reforma constitucional de este gobierno fue la concesión del derecho al voto de
las mujeres, por ley promulgada el 7 de setiembre de 1955.
Durante el Gobierno de las Fuerzas Armadas,
Odría se retiró de la política activa. Vivía entonces su madre en el barrio de
Santa Beatriz, Cercado de Lima, en la calle Nicolás Corpancho. Odría vivió en
la calle Vargas-Machuca en el barrio de San Antonio, distrito de Miraflores
(Lima, Perú) siempre junto a su abnegada esposa María Delgado de Odría.
Falleció el 18 de febrero
de 1974 en la ciudad de Lima, a causa de un infarto al miocardio. Sus restos
embalsamados se velaron en el mortuorio del Hospital Militar Central y luego
llevados a la Iglesia del Sagrario, donde gente de toda condición social
formaron largas filas para darle la postrera despedida. Sus restos descansan en
un mausoleo en el ala izquierda de la Iglesia Catedral de Tarma.
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